Discurso
de instalación de la 19a Asamblea Nacional de Delegados y delegadas de la Unión
Sindical Obrera
28 y
29 de noviembre del 2019
Apreciados compañeros y
compañeras asambleístas, invitados fraternales, dirigentes políticos y de
organizaciones sindicales hermanas, bienvenidos a nuestra decimonovena Asamblea
Nacional de Delegados y delegadas.
Mi vida sindical no es muy
larga, pero ha sido intensa. Pero en este corto tiempo siempre he creído que
una organización sindical tenemos que ir adecuándola al modelo de sociedad que,
como trabajadores y sindicalistas, soñamos: Democrática, plural, igualitaria[1],
incluyente[2],
participativa, en la que los trabajadores y trabajadoras sean vanguardia y
protagonistas desde las organizaciones sindicales hacia la interlocución
laboral y social[3],
un sindicalismo capaz de resolver sus diferencias para cumplir su misión
fundacional, progresista[4].
Un movimiento obrero con identidad de
clase que reconozca aquello de que “Una sociedad mejor es una sociedad capaz
de tener mejores conflictos” como lo dijo Estanislao Zuleta.[5]
Esta asamblea coincide con
nuestro primer año de Junta Directiva. Esta Junta mantiene el rumbo que iniciamos
hace 4 años bajo la presidencia del compañero Cesar Loza, legado que acompañé y
que defiendo porque hemos avanzado.
Las cifras de
sindicalización y de cobertura de la negociación en el sector petrolero han
crecido y así lo explicaré en detalle más adelante. Le entregamos a los
trabajadores petroleros directos y tercerizados de Ecopetrol, en medio del
gobierno ultraconservador de Duque, una convención colectiva.
Hemos enfrentado importantes
retos juntos, en equipo, con Ustedes, con intensos debates, en los que hemos
sido siempre respetuosos de las reglas de la democracia sindical, de la
deliberación respetuosa con compañeros y compañeras con los que compartimos
acuerdos en lo esencial, siempre buscando consensos. Nos la pasamos aguantando ante
la posibilidad de que nos vendan la empresa o nos quiten derechos laborales.
Siempre intentando recuperar derechos perdidos, a pesar de los tiempos
difíciles que vivimos los trabajadores, no solo en el sector petrolero, sino en
el país y en el mundo.
También hemos cometido
errores, somos humanos. En el pasado otros también cometieron errores y aunque
hemos tratado de aprender de ellos y no podemos juzgarlos sin contexto, seguimos
cayendo y volviéndonos a levantar.
Como decía Carlos Marx, la
historia no hace nada, no posee una riqueza inmensa, no libra combates[6].
Él nos recuerda que es el hombre o la mujer real y vivo quien hace todo eso, es
el que empuña las armas y hace la historia.
Lenin por su parte decía que los marxistas deben sujetarse a los hechos
exactos de la realidad, sin aferrarse a las teorías del ayer que no abarcan la
complejidad de la vida[7].
Por eso, y aunque debemos enriquecer su legado y honrarlo, las pasadas
generaciones no pueden imponernos a las nuevas sus ambiciones aplazadas.[8]
Basta releer la biografía
autorizada de la USO, dirigida por el maestro Renán Vega Cantor, que supongo
todos y todas ya habrán leído, para darnos cuenta de que históricamente la USO
ha tenido aciertos y desaciertos, altas y bajas por doquier. Conocer la
historia es imprescindible para cualquiera que se plantee ejercer un liderazgo
político o sindical eficaz, que conozca otras experiencias para intentar
avanzar.
Nos equivocamos, la vida es
dura y lo sabemos, y a medida que envejecemos nos vamos dando cuenta que hay
cosas que no podemos cambiar, sobre nosotros mismos y sobre la humanidad, pero
siempre será mejor hacer algo que no hacer nada.
Que nos juzguen por hacer, pero
no por dejar de hacer, no podemos tener miedo. Siempre será mejor avanzar que
quedarnos quietos. Lula lo dijo el año pasado antes de ir preso, detrás de una
movilización o una huelga lo que vale “es lo que está metido de teoría
política, de conocimiento político, y de tesis política” en las luchas de
los trabajadores.[9]
La teoría de las necesidades
nos indica que las necesidades humanas cambian, se diversifican y se amplían a
medida que asuntos más primarios se van resolviendo. Pero nunca olvidemos que
hay 23 millones de trabajadores explotados junto a nosotros[10],
esperando que los organicemos y logremos lo que otros han conquistado ya. Por
eso nos llena de alegría cuando logramos mejorar las condiciones laborales de cientos
de trabajadores tercerizados a través de la negociación colectiva. Quizás a
algunos aquí pueda parecerles insignificante, pero para los trabajadores y
trabajadoras que viven la angustia de la precariedad, el acoso como drama
cotidiano o la hostilidad antisindical ha significado mucho.
Este encuentro con Ustedes
ha estado precedido de mucha desinformación, nosotros estamos en completa
disposición de aclarar y responder. En público o en privado. Nuestro pequeño
modelo de sociedad llamado sindicato, el que construimos todos los días, entre
todos y todas, porque sindicato somos todos y todas, también se ve afectado por
la irresponsabilidad de quienes, desde fuera o desde adentro, usan las redes
sociales para manipular y distorsionar la verdad o inocular el odio. Las redes
son más bien, en nuestros tiempos, como lo dijo el doctor en Sociología del
derecho Boaventura de Sousa Santos, “destructoras de la democracia”,
puesto que “en política hay más emociones que argumentos”[11].
Que sea esta la oportunidad para escuchar argumentos.
Esta asamblea también ha
estado anticipada por una premisa que pareciera ser una herejía: que la USO ha
cambiado. Y claro que hemos cambiado y
vamos a seguir cambiando. Tuvimos que hacerlo para sobrevivir. Nos lo recomendó
a los trabajadores, en 1988, uno de los historiadores más influyentes del siglo
XX, Eric Hobsbawm, al decir que nosotros tenemos que cambiar más que nadie,
puesto que como movimiento estamos más atrapados en la historia.
¿Qué sería de nosotros si
hace 15 años, justo después de la huelga de 2004, (que nunca evaluamos) no
hubiésemos tomado la valiente decisión de permitir el ingreso de tercerizados
al sindicato y luchar por sus derechos? Nos habrían reducido a un anacronismo
inocuo, lo que sorprende es que todavía hoy para algunos sindicatos incluir a
los compañeros y compañeras tercerizados es un anatema. Creo que los sindicatos
no son clubes y que esta es una de las transformaciones más exitosas en la
historia de la USO. El mundo ha cambiado, los trabajadores y la clase obrera hemos
cambiado, hoy los trabajadores aspiran a vivir mejor y libres de temor y eso no
es pecado[12].
Eso no cambia nuestra histórica y más grande tarea: combatir el capitalismo y
el neoliberalismo y derrotarlos.
¿Qué sería de esta
generación de dirigentes si no hubiésemos luchado política y jurídicamente por
el derecho de huelga ante la OIT y las cortes nacionales? Tendríamos 248
despedidos y una derrota sin atenuantes. Pero nos levantamos y no
desfallecimos, por eso es la única huelga que no tiene damnificados y hoy somos
25 mil afiliados y afiliadas. Pocos en su momento creyeron en eso. Casi todos
valoramos nuestra capacidad para leer el momento y actuar, de ir a la ofensiva
y no quedarnos esperando el siguiente ataque del empresariado.
Muchos de los aquí presentes
llegan por primera vez a una Asamblea Nacional de Delegados y Delegadas, bienvenidos
y bienvenidas, es bueno que haya renovación. También llegan por primera vez dirigentes
de subdirectivas. Este es un gran escenario de deliberación política y sindical,
de los más importantes del país. Debemos hacer de esta asamblea un cursillo de
educación para las masas.
Aquí nos encontramos con
otros compañeros de la industria, unos con mejores condiciones laborales que
otros. Del sector público y privado. De una compleja e incómoda industria que
desde afuera miran con desdén, porque a pesar de que producimos la mayor
plusvalía, parece estar en decadencia. Bienvenidos y bienvenidas, conversen
entre ustedes. Debatan. El verdadero diálogo es hablar con el que piensa
distinto[13].
Pero quiero ser contundente.
En lo que todos aquí debemos estar de acuerdo es en una sola cosa operativa, en
las reglas del juego y, particularmente, en las de la democracia sindical que son
las que los trabajadores hemos plasmado durante años en los estatutos: el
respeto por los resultados electorales, la deliberación, la insistencia en los
acuerdos y en últimas, la decisión por mayorías [14].
No hay otra forma de resolver los asuntos que no generan consenso.
Y si quieren cambiar estas
reglas, como varias veces las hemos cambiado, tenemos que convocarnos para eso,
haciendo una gran deliberación previa con las bases. Tengo la convicción
política de la necesidad de democratizar más a esta organización sindical, de
pasar de la democracia “representativa” a la democracia “participativa”[15],
el voto para elegir dirigentes es solo una de las expresiones de participación,
no es la única.
Necesitamos llevar más
reglas democráticas a los estatutos, que usemos los medios virtuales, que
usemos la era de la información para bien de nuestra organización. Hace dos años presentamos una ambiciosa
propuesta de reforma estatutaria para meterle más democracia al sindicato, con
una visión amplia de la definición, como la que desarrolló Estanislao Zuleta
que no la concebía solamente como “un torneo electoral con reglas claras y
protección formal de las minorías”. Trabajemos en eso.
También debemos estar de
acuerdo en el respeto por las personas y por la diferencia. No podemos estar reclamando
al establecimiento el respeto por pensar diferente y por ser minoría y entre
nosotros agredirnos ante el disenso y masacrarnos verbalmente. Como lo propone
el profesor Jairo Villegas, falta “construir una cultura política y sindical
de la pluralidad, entendida como capacidad para la convivencia democrática, de
tolerancia en la diferencia, a aceptar que no todos deben pensar igual, que
existe el derecho a pensar distinto”.[16]
Somos compañeros y
compañeras. Con diferentes posturas políticas, ideológicas y diversas formas de
ver el sindicalismo, la política, el trabajo y el mundo. Eso hace y ha hecho grande al movimiento
sindical y a la USO. La controversia es un terreno abonado para lograr un
acuerdo modificable, decía Juan Felipe Gaviria. La democracia se maximiza y se
enriquece en el disenso, dice el filósofo político Giovanni Sartori.
Con estas cortas palabras
quiero dar apertura a esta asamblea. Recordemos que hacemos parte del sindicato
más importante del país, que no somos solo el sindicato de Ecopetrol, que
hacemos parte de una industria y que queremos hacer parte de una cadena de
suministro, el minero energético, y eso nos exige mirar más allá de nuestro
sitio de trabajo, de nuestros problemas particulares, que en ocasiones son más
pequeños que los de otros trabajadores aun explotados. Recordemos que estamos
en un contexto de movilización nacional en el que paradójicamente, estamos
inmovilizados. Recordamos que el país espera más de nosotros para contribuir a
los cambios sociales que necesitamos.
Hay muchas personas,
organizaciones y trabajadores que están atentos a lo que aquí ocurra. Cada
debate, cada palabra, cada decisión, ojalá esté precedida de más y mejores
debates. Por el bien del país, de la democracia, de la sociedad y de los
trabajadores, por el bien del sindicato.
Y, por último, parafraseando
a Aldous Huxley, uno de los grandes pensadores del siglo XX, seamos amables,
generosos, fraternos y solidarios. Somos hermanos de clase, practiquemos
fraternidad de clase.
Éxitos en sus deliberaciones.
[2] Con más
mujeres y jóvenes.
[3] Como lo propone el maestro Jairo
Villegas en su última publicación. Pág. 85.
[4] Como recomienda el profesor Jairo
Villegas Arbeláez en su más reciente publicación: “la pluralidad, la
tolerancia y la inclusión, es una característica de una actitud abierta que
supone el conocimiento, el estudio, la investigación, la creación argumental de
las ideas, una actitud difícil y compleja, creativa, sin prejuicios ni certezas
absolutas, pensando, enfrentando la duda, siempre aprendiendo, respetando la
divergencia, controvirtiendo, tolerando e incluyendo al contradictor, asumiendo
la divergencia, la diferencia, como riqueza que suma o atrae para el
conocimiento; el debate de las ideas distintas como un escenario activo de
participación o creación colectiva que conlleva al resultado de afirmar o
cambiar nuestros puntos de vista, todo ello, en democracia, dentro de la unidad
indisoluble integrada por la riqueza del disenso y la fortaleza del consenso o
de la mayoría y la minoría” Cfr. “Sindicatos. ¿Qué sucede? Editorial
Ibáñez. 2019.
[5] Citado y valorado por GAVIRIA,
Alejandro en “alguien tiene que llevar la contraria”. Bogotá. 2016.
[6] EAGLETON, Terry. “Porqué Marx
Tenía la razón” Pág. 60
[8] Parafraseando a Alejandro Gaviria. https://www.semana.com/educacion/articulo/el-emotivo-discurso-de-alejandro-gaviria-en-los-grados-de-los-andes/636106
[10] “Los seres humanos nunca logramos
satisfacer nuestras necesidades básicas, pues estas cambian, son dinámicas,
están historia y socialmente determinadas. Necesitamos los que otros tienen o
quieren los otros. … vivimos en un ciclo eterno de deseos incumplidos y descartados…
nada parece saciarnos” GAVIRIA, Alejandro. “Siquiera tenemos las palabras”.
Editorial Ariel. 2019. Pág. 210
[15]
“La democracia representativa ya no representa nada”: CRISTIAN LAVAL,
Ideas, El país, España. Noviembre 8. Pág. 8.
[16]
VILLEGAS, Arbeláez Jairo. “Sindicatos. ¿Qué sucede? Editorial Ibáñez, Bogotá.
Tercera Edición 2019.
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